El ruido excesivo, comúnmente conocido como contaminación acústica, supone una importante amenaza para el bienestar humano en todo el mundo. Se origina principalmente en fuentes atmosféricas, ambientales y ocupacionales, incluidas las máquinas industriales y los equipos de interior.

Los operarios industriales se enfrentan a menudo a niveles de ruido peligrosos que ponen en riesgo su salud. Aunque las normativas de muchos países pretenden reducir los riesgos relacionados con el ruido, su aplicación sigue siendo incoherente, lo que da lugar a variaciones en las leyes y normativas sobre el ruido en todo el mundo.

Para comprender las complejidades del ruido industrial y, en consecuencia, las técnicas empleadas para insonorizar, es imprescindible emprender una exploración del sonido y la contaminación acústica.

Introducción: clases de ruido y contaminación acústica

Como ya se ha comentado en publicaciones anteriores, la contaminación acústica puede definirse como el ruido molesto que puede perjudicar el bienestar humano y que se ha convertido en una preocupación importante en los entornos industriales actuales.

En general, el ruido es omnipresente, y algunas zonas industriales experimentan ruidos continuos especialmente fuertes. Físicamente, no hay diferencia entre sonido y ruido; el ruido se refiere a sonidos no deseados y a cualquier perturbación innecesaria dentro de una banda de frecuencia útil.

En general, la mayor parte del ruido externo y ambiental lo provocan las máquinas industriales, los sistemas de transporte y las actividades de interior, como la maquinaria del lugar de trabajo, las actividades de construcción, los electrodomésticos y las actuaciones musicales.

El ruido también se define como un “sonido no deseado” y una forma de energía emitida por un cuerpo vibrante que llega al oído humano y crea la sensación de oír a través de los nervios. No todos los sonidos producidos por cuerpos en vibración son audibles; la gama audible se sitúa normalmente entre 20 Hz y 20 kHz. Las frecuencias inferiores a 20 Hz se denominan infrasónicas y las superiores a 20 kHz, ultrasónicas.

El ruido puede ser continuo o intermitente, y puede ser de alta o baja frecuencia, ambas indeseables para el oído humano.

La distinción entre sonido y ruido también puede depender de la inclinación y el interés del receptor, las condiciones ambientales y el impacto del sonido en un momento determinado y en unas condiciones determinadas. La intensidad del ruido suele medirse en unidades logarítmicas (dB), ya que esta escala permite describir una amplia gama de presiones sin utilizar cifras significativas y representa con mayor precisión el comportamiento no lineal del oído.

Examinemos tres clases distintas de ruido:

Terminología técnica y detalles de la contaminación acústica

Las definiciones de los principales términos técnicos relativos a los parámetros de medición y a los indicadores de ruido se han tomado de las normas del American National Standards Institute (ANSI), ANSI S1.1-1994 o ANSI S3.20-1995, según la terminología utilizada en dichas normas:

Efectos de la contaminación acústica en la salud humana

La contaminación acústica conlleva importantes costes sociales, lo que ha llevado a organizaciones como la Comisión Europea (CE) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) a comprometerse a alcanzar objetivos de reducción del ruido.

La exposición aguda al ruido desencadena la liberación de hormonas del estrés, como la adrenalina, provocando cambios perjudiciales en las funciones corporales ordinarias. Pueden producirse efectos graves incluso a niveles relativamente bajos de ruido ambiental, perturbando la concentración, la relajación o el sueño. El ruido nocturno, en particular, puede afectar a la salud cardiovascular debido a las alteraciones del sueño.

La OMS recomienda niveles de ruido nocturno inferiores a 55 dB(A) para prevenir efectos adversos para la salud a corto plazo, con un objetivo a largo plazo de 40 dB(A). Entre los efectos habituales de la contaminación acústica en las poblaciones vulnerables se encuentran las molestias, los trastornos del sueño, los problemas cardiacos y circulatorios, la reducción de la calidad de vida, el deterioro cognitivo y la pérdida de audición. La exposición prolongada a niveles de ruido continuos de 85-90 dB(A) en entornos industriales puede provocar una pérdida de audición progresiva, especialmente en la gama de frecuencias de 3 kHz a 6 kHz. La inteligibilidad del habla puede reducirse hasta en 10 dB, con alteraciones auditivas socialmente relevantes por encima de los 30 dB. El impacto del ruido sobre la salud puede variar en función de las características del sonido, como la intensidad, la frecuencia, la complejidad y la duración.

Los sistemas de insonorización industrial, como los que ofrece STOPSON ITALIANA, están específicamente diseñados para mitigar los efectos de la contaminación acústica en entornos industriales. Estos sistemas se dirigen al tipo de ruido descrito anteriormente, centrándose en la reducción de los niveles de ruido generados por los procesos y máquinas industriales. Mediante la aplicación de las soluciones de insonorización proporcionadas por Stopson Italiana, las instalaciones industriales pueden combatir eficazmente este tipo de ruido, creando un entorno de trabajo más silencioso y seguro para los empleados y las comunidades circundantes.